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  • Foto del escritorCanal Vida

Cabalgando con el Espíritu Santo

En un estado de Brasil celebran Pentecostés de un modo particular: con una cabalgata de nueve días por localidades rurales y la representación, con vestimentas medievales, de la batalla entre cristianos y moros.
 

Los Caballeros del Divino Espíritu Santo ingresan en procesión por todas las localidades hasta llegar a Pirenópolis.


Desde kilómetros se observa, entre árboles y matorrales, una polvareda que se extiende hasta el horizonte, sin divisar a qué se debe. A medida que ese polvo espeso se esfuma comienzan a aparecer siluetas de caballos elegantemente ensillados.


De repente se rompe esa nube de tierra para dejar paso a una caravana de más de 300 jinetes con banderas rojas y blancas: es la procesión religiosa de la Fiesta del Divino Espíritu Santo que se celebra desde hace más de dos siglos en el estado brasileño de Goiás, conectando viviendas rurales con localidades a través de cantos y mensajes de fe.

La cabalgata, que se desarrolla durante nueves días y termina en Pentecostés, celebra la llegada del Espíritu Santo. En ese recorrido, en cada casa rural son recibidos con un refrigerio y comida. Allí rezan con los anfitriones, además de instalarse para descansar. También improvisan un altar para honrar al Señor, y por la noche realizan un baile con músicas típicas.


Postal de un atardecer en Pirenópolis, la capital de la fe en Goiás.


Está tradición, que festeja todo el estado de Goiás, llegó en con los colonizadores portugueses al Brasil, y se mezcló con las culturas indígenas y de los esclavos negros.


Desde 1819 se celebra en Pirenópolis, máximo exponente de esta festividad, donde se llevan a cabo novenas, procesiones y bailes en honor al Paráclito.


Un Caballero del Divino Espíritu, y de fondo la "corona" del "emperador".



EVOCACIÓN AL PASADO

Vestidos al estilo medieval.


Durante los días previos a la fiesta del Espíritu Santo se realiza la tradicional procesión con cientos de jinetes, y el día central se escenifica la famosa batalla de cristianos y moros, ambientado con un estilo medieval.

Las “Cavalhadas”, como se las conoce, rememoran las luchas de Carlomagno, investido por el papa León en las cruzadas, con la misión de combatir contra los sarracenos (moros), pueblo bárbaro que invadió la Península Ibérica (hoy Portugal y España).



Los jinetes exhiben una hermosa vestimenta, con mucho brillo, desde el casco hasta las botas. Los caballos desfilan con adornos en colores plateados y dorados. Además una banda de música interpreta partituras de la edad medieval.


El evento fue registrado en 2010 el Libro de Celebraciones creado por el Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (Iphan) dada la importancia sociocultural que posee.




SINCRETISMO

Esta fiesta religiosa introducida por los jesuitas incorpora elementos de la cultura popular y costumbrismos, uno de ellos es la figura del “Emperador” —que representa al rey y la corte de Lisboa—, la elevación del mástil y la quema de fuegos artificiales.


La fiesta de la Divinidad comienza el día de Pentecostés cuando se elige un “Emperador” que será el encargado de conducir la celebración. En algunas regiones de Brasil la elección se hace por sorteo, mientras que en otras el obispo nombra al responsable. Además, se escogen a los ayudantes que colaborarán en la organización del acontecimiento.


La víspera del domingo de Pentecostés hay una gran procesión y el izamiento de la bandera de la Divinidad. En muchas ciudades, esta ceremonia está marcada con fuegos artificiales.



FIESTA DEL PADRE DIVINO

Fieles de distintos puntos de Goiás se reúnen en Trindade para la Fiesta de la Santísima Trinidad.


Otra fiesta con un nombre similar es la Festa do Divino Pai, que se realiza en la ciudad de Trindade, en el estado de Goiás, cada primer domingo de julio. En este día, la Iglesia Católica celebra la fiesta de la Santísima Trinidad.



La celebración está marcada por una romería que reúne a más de tres millones de fieles en torno a la Basílica del Divino Padre.



Sus orígenes se remontan a 1840 cuando una familia de agricultores encontró una medalla con la imagen de la Santísima Trinidad coronando a Nuestra Señora.

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